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El esplendor del Imperio Azteca
A la muerte de Itzcoatl en 1440, Moctezuma Ilhuicamina, hijo de Huitzilihuitl y hermano de Tlacaelel, fue elegido quinto Tlatoani de los Aztecas. Tlacaelel quedó como el consejero supremo del rey. Juntos prosiguieron la expansión del imperio, enfrentando a los huastecas y los mixtecas, mucho más allá del valle. Los tributos provenientes de las regiones sometidas a los aztecas afluían a Tenochtitlan: piedras preciosas, plumas de todos los colores, cacao, plantas, animales... Jamás tantas riquezas habían llegado a la capital. Grandes trabajos de embellecimiento y agrandamiento fueron llevados a cabo durante este período. Tlacaelel ordena entonces la construcción de un templo suntuoso a la gloria de Huitzilopochtli. Pero a partir de 1446 los aztecas debieron afrontar toda una serie de calamidades. Las langostas arrasaron las cosechas. En 1449, Tenochtitlan fue inundada. Después las heladas y la sequía de los años 1450 a 1454 trajeron el hambre. Por suerte 1455 fue un año favorable gracias a sus lluvias generosas. Las cosechas de maíz fueron importantes y los aztecas pudieron llenar sus silos.
Por razones comerciales y estratégicas las guerras se reanudaron. Pero los Tlaxcaltecas opusieron a las fuerzas de la Triple Alianza una feroz resistencia. En 1458, Moctezuma se apodera de Coixtlahuaca y somete a los mixtecas. Era una victoria importante porque ella abría a los aztecas la ruta hacia Guatemala. Los huastecas y los totonacas en la región del golfo, no tardaron ellos tampoco en caer bajo el golpe de los aztecas. Sin embargo la posición de estos últimos no estaba asegurada en las regiones más alejadas de Tenochtitlan. La elite de la armada, compuesta de los "caballeros águila" y los "caballeros tigre", era muy limitada para controlar un territorio tan vasto. Entonces los aztecas debieron transigir con las tribus sumisas. Imponiendo su culto a Huitzilopochtl, ellos toleraron las divinidades de los pueblos conquistados. Ciertas naciones eran exoneradas de impuestos a cambio de su contribución en guerreros.
En el valle de México, Texcoco, la principal aliada de Tenochtitlan, recibía una parte de tributo idéntico a la de su poderosa vecina. Eso le permitía desarrollarse considerablemente. Texcoco se volvió un centro cultural de primera importancia, gracias a su soberano Nezahualcoyotl, el príncipe poeta. El restableció en su ciudad los valores humanistas de Quetzalcoatl y fue considerado como un gran sabio.
Después de un largo reinado de 29 años, Moctezuma murió en 1468. Los señores aztecas ofrecieron el trono a Tlacaelel, quien lo rechazó. Consciente de su inmenso poder como Cihuacoat, consejero supremo del rey, Tlacaelel prefirió conservar su rango cerca del nuevo tlatoani Axayacatl, nieto de Itzcoatl. Juntos prosiguieron la expansión del imperio azteca. Sin embargo, las fuerzas de la Triple Alianza sufrieron su primer gran revés contra las tropas tarascas de Michoacán. Pero lejos de desanimarse, los aztecas continuaron sus guerras de conquista.
Fue al final del reinado de Axayacatl que se apagó Tlacaelel, el gran reformador de la nación azteca. El rey murió poco tiempo después, en 1481. Tizoc, hermano de Axayacatl, fue elegido séptimo Tlatoani. Pero no brilló por su ardor para combatir y reforzar la potencia azteca. Es su hermano menor Ahuizotl, elegido octavo Tlatoani a la muerte de este último en 1486, quien proseguirá el ideal místico-guerrero de Tlacaelel. La construcción del suntuoso templo dedicado a Huitzilopochtli se acabó bajo su reinado, y numerosas víctimas fueron sacrificadas para esta ocasión. Ahuizotl combatió hasta Guatemala y se atribuyó el embellecimiento de Tenochtitlan. Él ordenó la construcción de un acueducto para traer el agua de Coyoacán a la capital. Pero esta obra sería la causa de su muerte. En 1502, Tenochtitlan se inundó y el rey pereció en la catástrofe.