Respuestas
<Al salir de la provincia, el caballero se detuvo para despedirse del rey, que había sido muy bueno con él. El rey vivía en un grandioso castillo en la cima de una colina del barrio elegante. Al cruzar el puente levadizo y entrar en el patio, el caballero vio al bufón sentado con las piernas cruzadas, tocando la flauta.
El bufón se llamaba Bolsalegre porque llevaba sobre su hombro una bolsa con los colores del arco iris, llena de artilugios para hacer reír o sonreír a la gente. Había extrañas cartas que utilizaba para adivinar el futuro de las personas, cuentas de vivos colores que hacia aparecer y desaparecer y graciosas marionetas que usaba para divertir a su audiencia.
-Hola, Bolsalegre- dijo el caballero -He venido a decirle adiós al rey.
El bufón miro hacia arriba.
-El rey se acaba de ir. No hay nada que el os pueda decir.
-¿Adónde ha ido?- pregunto el caballero.
-A una nueva cruzada ha partido. Si lo esperáis, vuestro tiempo habréis perdido.
El caballero quedo decepcionado por no haber podido ver al rey y perturbado por no poder unirse a el en la cruzada.
-Oh- suspiró. Podría morir de inanición dentro de esta armadura antes de que el rey llegara -
Quizás no le vuelva a ver nunca más.
El caballero sintió ganas de dejarse caer de su montura pero, por supuesto, la armadura se lo impedía.
-Sois una imagen triste de ver. Ni con todo vuestro poder vuestra situación podéis resolver.
-No estoy de humor para tus insultantes rimas- ladró el caballero, tenso dentro de su armadura
- ¿No puedes tomarte los problemas de alguien seriamente por una vez?
Con una clara y lírica voz, Bolsalegre canto:
-A mí los problemas no me han de afectar. Son oportunidades para criticar.
-Otra canción cantarías si fueras tú el que estuviera atrapado aquí- gruñó el caballero.
Bolsalegre continuó:
-A todos, alguna armadura nos tiene atrapados. Solo que la vuestra ya la habéis encontrado.
-No tengo tiempo de quedarme y oír tus tonterías. Tengo que encontrar la manera de salir de esta armadura.
Y dicho el caballero se dispuso a partir, pero Bolsalegre le llamó:
-Hay alguien que puede ayudaros, caballero, a sacar a la luz vuestro yo verdadero.
El caballero detuvo su caballo bruscamente y, emocionado, regreso hacia Bolsalegre.
-¿Conoces a alguien que me pueda sacas de esta armadura? ¿Quién es?
-Tenéis que ver al mago Merlín, así lograreis ser libre al fin.
-¿Merlín? El único Merlín del que he oído hablar es el gran sabio, el maestro del Rey Arturo.
-Si. Si, el mismo es. Merlín solo hay uno, ni dos ni tres.
-¡Pero no puede ser!- exclamo el caballero.
-Merlín y el rey Arturo vivieron hace muchos años.
Bolsalegre replicó:
-Es verdad, pero aún vive ahora. En los bosques el sabio mora.
-Pero esos bosques son tan grandes...- dijo el caballero -¿Cómo lo encontraré ahí?
Bolsalegre sonrió.
-Aunque muy difícil ahora os parece, cuando el alumno está preparado, el maestro aparece.
-Ojalá Merlín apareciera pronto. Voy a buscarlo a él.- dijo el caballero.
Estiro el brazo y le dio la mano a Bolsalegre en señal de gratitud, y por poco tritura los dedos del bufón con el guantelete.
Bolsalegre dio un grito. El caballero soltó rápidamente la mano del bufón.
-Lo siento.
Bolsalegre se frotó los magullados dedos.
-Cuando la armadura desaparezca y estéis bien, sentiréis el dolor de los otros también.
-¡Me voy!- dijo el caballero.
Hizo girar a su caballo y, abrigando nuevas esperanzas en su corazón, se alejo galopando.>>
Respuesta:
<Al salir de la provincia, el caballero se detuvo para despedirse del rey, que había sido muy bueno con él. El rey vivía en un grandioso castillo en la cima de una colina del barrio elegante. Al cruzar el puente levadizo y entrar en el patio, el caballero vio al bufón sentado con las piernas cruzadas, tocando la flauta.
El bufón se llamaba Bolsalegre porque llevaba sobre su hombro una bolsa con los colores del arco iris, llena de artilugios para hacer reír o sonreír a la gente. Había extrañas cartas que utilizaba para adivinar el futuro de las personas, cuentas de vivos colores que hacia aparecer y desaparecer y graciosas marionetas que usaba para divertir a su audiencia.
-Hola, Bolsalegre- dijo el caballero -He venido a decirle adiós al rey.
El bufón miro hacia arriba.
-El rey se acaba de ir. No hay nada que el os pueda decir.
-¿Adónde ha ido?- pregunto el caballero.
-A una nueva cruzada ha partido. Si lo esperáis, vuestro tiempo habréis perdido.
El caballero quedo decepcionado por no haber podido ver al rey y perturbado por no poder unirse a el en la cruzada.
-Oh- suspiró. Podría morir de inanición dentro de esta armadura antes de que el rey llegara -
Quizás no le vuelva a ver nunca más.
El caballero sintió ganas de dejarse caer de su montura pero, por supuesto, la armadura se lo impedía.
-Sois una imagen triste de ver. Ni con todo vuestro poder vuestra situación podéis resolver.
-No estoy de humor para tus insultantes rimas- ladró el caballero, tenso dentro de su armadura
- ¿No puedes tomarte los problemas de alguien seriamente por una vez?
Con una clara y lírica voz, Bolsalegre canto:
-A mí los problemas no me han de afectar. Son oportunidades para criticar.
-Otra canción cantarías si fueras tú el que estuviera atrapado aquí- gruñó el caballero.
Bolsalegre continuó:
-A todos, alguna armadura nos tiene atrapados. Solo que la vuestra ya la habéis encontrado.
-No tengo tiempo de quedarme y oír tus tonterías. Tengo que encontrar la manera de salir de esta armadura.
Y dicho el caballero se dispuso a partir, pero Bolsalegre le llamó:
-Hay alguien que puede ayudaros, caballero, a sacar a la luz vuestro yo verdadero.
El caballero detuvo su caballo bruscamente y, emocionado, regreso hacia Bolsalegre.
-¿Conoces a alguien que me pueda sacas de esta armadura? ¿Quién es?
-Tenéis que ver al mago Merlín, así lograreis ser libre al fin.
-¿Merlín? El único Merlín del que he oído hablar es el gran sabio, el maestro del Rey Arturo.
-Si. Si, el mismo es. Merlín solo hay uno, ni dos ni tres.
-¡Pero no puede ser!- exclamo el caballero.
-Merlín y el rey Arturo vivieron hace muchos años.
Bolsalegre replicó:
-Es verdad, pero aún vive ahora. En los bosques el sabio mora.
-Pero esos bosques son tan grandes...- dijo el caballero -¿Cómo lo encontraré ahí?
Bolsalegre sonrió.
-Aunque muy difícil ahora os parece, cuando el alumno está preparado, el maestro aparece.
-Ojalá Merlín apareciera pronto. Voy a buscarlo a él.- dijo el caballero.
Estiro el brazo y le dio la mano a Bolsalegre en señal de gratitud, y por poco tritura los dedos del bufón con el guantelete.
Bolsalegre dio un grito. El caballero soltó rápidamente la mano del bufón.
-Lo siento.
Bolsalegre se frotó los magullados dedos.
-Cuando la armadura desaparezca y estéis bien, sentiréis el dolor de los otros también.
-¡Me voy!- dijo el caballero.
Hizo girar a su caballo y, abrigando nuevas esperanzas en su corazón, se alejo galopando.>>
Explicación paso a paso: