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El 4 de febrero de 2015, cuatro hemanos fueron asesinados en Caquetá por un supuesto "ajuste de cuentas" a raíz de un pleito por tierras que tenían sus padres. El presidente Juan Manuel Santos pidió celeridad en la investigación y las autoridades lograron resolver el crimen pronto.
La investigación logró establecer que esa fatidica noche, unos sicarios llegaron a buscar al padre de familia, Jairo Vanegas, para amenazarlo y obligarlo a abandonar su casa en la vereda Las Brisas, de Florencia (Caquetá). Al no encontrarlo, mataron a los cuatro pequeños que se encontraban allí: Deinner Alfredo, Juliana, Laura Jimena y Samuel Vanegas Grimaldo. Crístofer Chávez, conocido con el alias de ‘el Desalmado‘, fue el responsable de ejecutar a los cuatro menores y fue condenado a 40 años de prisión. También fueron sentenciados por los hechos Carrillo Ordóñez o alias ‘Chencho‘ (40 años) y Vega García alias ‘Bocachico‘ (20 años). La pena más alta fue para Luz Mila Artunduaga, la autora intelectual de los hechos, con una sentencia de 50 años de prisión.
El 14 de octubre de 2010 cuatro menores fueron asesinados y sepultados en una fosa en Tame, Arauca. Se trababa de los hijos del humilde jornalero José Álvaro Torres: Yenny Torres Jaimes, de 14 años, y sus hermanos Jimmy y Jeferson, de 9 y 6, respectivamente.
Los pequeños murieron a manos del entonces subteniente del Ejército Raúl Muñoz Linares, quien según las necropsias violó a la niña y después la asesinó. Según el informe de Medicina Legal, los niños sufrieron traumas por un arma contundente en el cráneo, el tórax y el abdomen.
Las autoridades hallaron ADN de Muñoz Linares en el cuerpo y la ropa de los menores víctimas y lo condenaron a 60 años de cárcel.
Luis Santiago, asesinado por su padre
El 24 de septiembre de 2008 Luis Santiago Pelayo Lozano, un bebé de once meses, fue secuestrado en Chía, Cundinamarca. Desde ese momento las autoridades emprendieron una intensa búsqueda.
Días después su cuerpo sin vida apareció abandonado en la vereda Tíquiza de ese municipio. Las autoridades confirmaron que el bebé pudo haber muerto la misma noche de su secuestro, un día antes de que el padre, al lado de la mamá, fingiera buscar desesperado al niño.
Las autoridades confirmaron que Orlando Pelayo Rincón, el padre del menor, fue el autor intelectual del secuestro y el asesinato, crimen por el que fue condenado a 58 años y 9 meses de prisión por la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia.