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¿Cual es la importancia de la tierra y el territorio para la sociedad medieval?
La Edad Media – En la Península Ibérica | Los Visigodos en la Alta Edad Media
La vida en las ciudades fueron deteriorándose, con una falta casi total de administración, las ciudades ya no dan de comer y la población vuelve al mundo rural, en busca de oportunidades para vivir. Las ciudades que antes gozaban de todo tipo de lujos, empiezan a dejar de ofrecer estos servicios, la ciudad comienza a deteriorarse.
Ante la debilidad del imperio y la dificultad de mantener sus fronteras seguras, las invasiones bárbaras comienzan a ocupar el gran territorio del Imperio. Por otro lado la cristianización en Hispania se había inciado muy tempranamente en algunas zonas, a partir del siglo IV, el cristianismo sería la religión generalizada.
Pero a mediados del siglo V, Roma no pudo contener más invasiones del norte y poco a poco tribus como los suevos, vándalos y alanos, cruzaron su frontera natural, el Rin y se dirigieron hacia las Galias, Máximo líder militar romano, pactó con estos pueblos incorporándolos a su ejército y así fue como llegaron a cruzar los Pirineos. Pronto estos nuevos soldados dejaron de percibir sus salarios y decidieron cobrárselos a través de actos de pillaje.
De todos los pueblos germánicos fueron los visigodos los que finalmente se instalaron en la Península Ibérica, los suevos que había entrado de la mano de Máximo fueron los únicos que resistieron las ofensivas visigodas, retirándose a la zona más noroccidental donde formaría el reino suevo de Braga. Mientras que los vándalos consiguieron cruzar el estrecho y así cruzar para seguir sus incursiones en África.
Los visigodos llegaron y se quedaron, fundando el Reino Visigodo de Tolosa.
Tras sufrir la derrota de Vouillé, ante los francos, los visigodos se ven obligados a replegarse hacia el sur, primero en Toledo y zonas aledañas. Eran la tribu dominante en la Península Ibérica, sólo el reino Suevo de Braga, que se mantenía independiente y una tribus locales que se localizaban en la cornisa cantábrica, como eran los astures, cántabros y vascones. Las zonas tanto Bética como Lusitania todavía se mantenía bajo dominio de la nobleza o aristocracia hispano-romana.
La zona que abarca desde Cádiz hasta Alicante, además de Baleares y la parte norte de África, bajo el dominio del Imperio Bizantino de Justiniano.
La capital se fijó hacia el año 567 en Toledo, el reino visigodo de Toledo como pasó a llamarse, introdujo cambios según fueron fortaleciéndose en su reino. Reformas monetrarias y distintas campañas militares contra suevos y bizantinos fueron las que marcaron reinados como el de Leovigildo. Recaredo fue el siguiente rey visigodo y el primero en convertirse al catolicismo y con el se convirtió todo el reino visigodo.
Así se fueron sucediendo entre disputas, riñas e intrigas, se sucedieron los reyes visigodos, Suintila expulsa a los bizantinos en el año 620, Recesvinto emprende reformas legislativas en el 650.
Aparecen figura de gran influencia cultural como Ildefonso de Toledo, Braulio de Zaragoza. Los monasterios empezaron a florecer por toda la Península Ibérica, desarrollando una liturgia hispana distinta totalmente a la Romana.
Pronto todo este panorama cambiaría con la aparición de tribus procedentes de África y que llegarían Al Andalus para quedarse durante muchos siglos.