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Los tratados de libre comercio entre países desarrollados y en desarrollo crean desventajas y ni siquiera existe la certeza de que mejoren las condiciones de intercambio, coincidieron el director de la División de Comercio Internacional e Integración de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Osvaldo Rosales, y el economista senior de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad, por sus siglas en inglés), Alex Izurieta.
Los acuerdos entre naciones con distintos niveles de desarrollo, es decir unas con comercio abierto y otras cerrado, no son tan equitativos como los convenios multilaterales que sí tratan de equilibrar el papel de las economías, explicaron.
Por ejemplo, el Acuerdo Trasatlántico de Comercio e Inversión que negocian Estados Unidos y Europa será un convenio entre economías similares, lo que significa que la capacidad de negociación y de intercambio de bienes sería equitativa, explicó Izurieta.
El problema es que los tratados de comercio entre países desarrollados y emergentes deberían realizarse con base en las diferencias que existen y bien pudiera tomarse en cuenta la agenda para el desarrollo que se intentó negociar en 2001 en la Organización Mundial del Comercio (OMC), en la cual se definieron posibles reglas para equilibrar las desventajas que tienen los países emergentes, añadió.
Contrario a lo que pasaría en el tratado entre estadounidenses y europeos, está el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) ya que ahí participan países desarrollados como Estados Unidos, Japón, Canadá, Singapur, que competirán con México, Chile, Perú, Vietnam, Malasia, entre otros, expuso Rosales.
“Me parece difícil que Chile y Perú puedan mejorar las condiciones de intercambio con Estados Unidos, incluso puede haber pérdidas con respecto de lo que ya negociaron esos países entre ellos”, explicó.
Un caso más, aseguró, es el de la Alianza del Pacífico que negocian México, Colombia, Chile y Perú la cual se da entre economías más similares, aunque habrá más ganancias para los países sudamericanos que para los mexicanos, dijo Rosales.
Sin embargo, en la Alianza del Pacífico se pensó en impulsar industrias de la región con mayores similitudes, como por ejemplo el sector químico y de cosméticos, añadió.
Una de las mejores formas de balancear las diferencias entre países es empujar las negociaciones multilaterales que se dan en la Organización Mundial del Comercio (OMC), porque solamente ahí se pueden tocar temas muy difíciles como el agrícola, el cual pudiera dejar en desventaja a los países emergentes si se negocia vía los tratados de libre comercio regionales.
Sin embargo, en la OMC no se ha logrado reactivar la agenda para el desarrollo que se planteó desde 2001 y cuyas pláticas se mantienen desde esa fecha hasta ahora, esperándose que en la última parte del año en Bali, Indonesia, se pueda lograr algún consenso entre los 159 países miembros.