Respuestas
Ruidos del ambiente: por ejemplo, el ruido de los coches, conversaciones ajenas, el ruido de la ducha… cualquier ruido que provenga del exterior y que dificulte la comunicación. Imagina esta situación: tú estás en una habitación de la casa, la lavadora está puesta y hace ruido, otra persona está a punto de salir y mientras sale por la puerta te dice algo, tú contestas “¿qué?” y no recibes respuesta, crees que habrás oído mal y que realmente no te han dicho nada, la otra persona cree que lo has oído a la primera y entiende que has recibido el mensaje. Más tarde se producen los “si te lo dije”, “no, no me dijiste nada” y empieza la discusión. ¿Cómo evitarlo? El emisor del mensaje debería asegurarse de que el receptor lo ha recibido: un simple “¿me has oído?” o un “¿vale?” facilitaría las cosas y evitaría estas discusiones.
Ruidos semánticos: tienen que ver con el significado de una palabra o frase. Hay palabras que pueden significar varias cosas, y cada uno puede interpretarlas de una manera o de otra. Por ejemplo, imagina que un amigo te dice “Nos vemos mañana en el banco de mi calle”. Imagina también que en su calle hay una oficina de una entidad bancaria y también un banco para sentarse. Puede ser que tú des por hecho que quiere que os veáis en la oficina del banco y que él dé por hecho que entenderás que quiere que os veáis en el banco para sentarse (o viceversa). Por eso, es importante asegurarse con una pregunta como “¿En la oficina o en el banco de sentarse?”.
Ruido técnico: está relacionado con las nuevas tecnologías, y tiene lugar cuando e-mails o mensajes de WhatsApp se pierden por el camino, cuando no sabemos con qué tono se ha emitido un mensaje y, por lo tanto, lo interpretamos y eso provoca discusiones que de haberlo hablado cara a cara seguramente se habrían evitado.
Así que, a partir de ahora, cuando intentes comunicar ten en cuenta cada uno de estos filtros. Algunos no los podemos evitar (como el ruido ambiental, por ejemplo), pero sí que podemos tener en cuenta que existen y asegurarnos de que el mensaje llega correctamente.
Cuando tengas que llevar a cabo cualquier tipo de conversación y sobre todo si es incómoda o comprometedora (hablar con tu jefe de un tema delicado, pedir un favor, llegar a acuerdos con tu pareja o con tu ex…), aparte de las interferencias externas, ten en cuenta también las interferencias o filtros internos:
Tus creencias: todos tenemos unas creencias propias sobre cualquier tema, y a veces pensamos que a los demás les gustaría lo mismo que a nosotros y no es así. Por ejemplo, cuando tú te sientes mal, a lo mejor te gusta que te pregunten qué es lo que te pasa, y por eso entiendes que si ves a otra persona que está pasando un mal momento, agradecerá que le preguntes, pero quizá las creencias de esa persona son totalmente contrarias y cuando está mal lo que necesita es no hablar del tema o que la dejen sola, y si le preguntas puede que le siente mal y tú no entenderás por qué se ha enfadado “¡encima que me preocupo por ella!” y al revés… si ella no te pregunta cuando tú estás mal puede que lo tomes como una falta de interés por su parte y en realidad según las creencias de esa persona lo que está haciendo es respetar tu espacio.
Cinco ejemplos de interferencias en la comunicación pueden ser:
- Desconocer el significado de una palabra.
- No interpretar correctamente el mensaje.
- Ruido en el ambiente que dificulte la comunicación.
- Problemas en la red telefónica durante un llamado.
- Prejuicios de parte de algún interlocutor que dificulten el entendimiento.
Todos estos casos son una barrera a la buena comunicación. Es recurrente que durante una situación comunicativa haya ruidos u obstáculos que no permiten que la comunicación sea clara y fluida y por lo contrario la tornan dificultosa, la deforman y distorsionan. Las interferencias en la comunicación son muchas, pero las podemos agrupar en distintos tipos.
Veamos cada categoría
Barreras semánticas
Este obstáculo tiene que ver con el significado de las palabras. Esto puede suceder a escala pequeña, por ejemplo, no comprender a qué refiere una palabra específica, o también a escala mayor cuando dos personas hablan dos idiomas distintos y no logran comprenderse, en ese caso hay un código semántico totalmente diferente entre ambos interlocutores. Otra barrera semántica puede ocurrir cuando se utilizan palabras que suenan igual y tienen significados diferentes; en este caso existe una interferencia porque el emisor hace referencia a un significado y el receptor interpreta otro.
Barreras psicológicas
Estas barreras se relacionan con el estado emocional y psicológico del emisor o del receptor. En primer lugar, puede que la situación comunicativa se de en un momento difícil y estresante para alguno de los participantes y no pueda interpretar lo que dice el otro correctamente porque está en un mal momento emocional.
En otras ocasiones, alguno de los participantes puede que posea un prejuicio hacia la otra persona; así, el intercambio comunicativo suele verse afectado según cómo ve a la otra persona y en cómo se comunica.
Barreras físicas
Este tipo de barreras son las más fáciles de identificar y exceden al emisor y al receptor. Tienen que ver con obstáculos externos que dificultan y hasta imposibilitan la comunicación. Los casos más recurrentes son ruidos en general (de la calle, de otras personas hablando al mismo tiempo); dificultades técnicas/tecnológicas (falta de luz, interferencia en un llamado), etc.
Hay que tener en cuenta que siempre en una situación comunicativa habrá instancias de dificultad o barreras, lo importante es que nosotros, como participantes activos, tomemos medidas para poder superarlas o evitarlas, como por ejemplo:
- Tratar de entender el contexto del otro para poder interpretarlo con mayor empatía y sin prejuicios.
- Prestar atención a lo que el otro dice y preguntar de nuevo si algo no se comprendió.
- Utilizar lenguaje claro, amable y fácil de comprender.
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