Respuestas
Origen
El Imperio Otomano tuvo sus orígenes en la decadencia del Imperio turco selyúcida, que gobernó Irán e Irak, hasta que el rey Mehmed II unificó a los diversos estados turcos y sobrevivió a las invasiones de los Mongoles. Entonces, los turcos asediaron Constantinopla y acabaron con el Imperio Romano de Oriente, convirtiendo esa ciudad en la capital de su imperio venidero: Estambul.
Expansión
La fase expansionista del Imperio Otomano corresponde al reinado de Osmán I (1281-1326), cuyas políticas continuaron sus sucesores: Orkhan, Murad I y Beyazid I, anexionándose los territorios del Imperio Bizantino, Bulgaria, Serbia y los Balcanes europeos.
Esto alertó a las naciones cristianas de Europa, quienes organizaron la Cruzada de Segismundo de Hungría. El esplendor del Imperio Otomano tuvo lugar entre los siglos XVI y XVII.
Importancia estratégica
El Imperio Otomano se ubicó como puente entre Oriente y Occidente, por lo que ocupó una posición central en los conflictos mundiales durante casi seis siglos. En su época de apogeo, su territorio alcanzaba el territorio de tres continentes distintos: Europa, África y Asia.
Organización politico-territorial
En su momento cumbre, el Imperio Otomano se componía de 29 provincias y cuatro estados vasallos: Moldavia, Transilvania, Valaquia y Crimea. Limitaba al oeste con Marruecos, al este con el Mar Caspio, al norte con Europa y el mediterráneo occidental, y al sur con Sudán, Somalia, Eritrea y Arabia.
Religión
La religión oficial del Imperio Otomano era el Islam, y la expansión de sus territorios obedecía, en principio, a la necesidad de llevar la religión a todo el mundo. Sin embargo, los turcos mostraron una gran tolerancia respecto a las otras religiones con que convivían, como los cristianos o judíos, quienes debían pagar un impuesto personal a cambio de ser considerados “protegidos” (dhimmi).
Sin embargo, la asignación de las autoridades religiosas a la estructura burocrática del Imperio las puso en contacto con la corrupción, por lo que cierta aristocracia del clero se formó y tuvo un efecto más bien negativo en la moral religiosa del ImperiOrigen
El Imperio Otomano tuvo sus orígenes en la decadencia del Imperio turco selyúcida, que gobernó Irán e Irak, hasta que el rey Mehmed II unificó a los diversos estados turcos y sobrevivió a las invasiones de los Mongoles. Entonces, los turcos asediaron Constantinopla y acabaron con el Imperio Romano de Oriente, convirtiendo esa ciudad en la capital de su imperio venidero: Estambul.
Expansión
La fase expansionista del Imperio Otomano corresponde al reinado de Osmán I (1281-1326), cuyas políticas continuaron sus sucesores: Orkhan, Murad I y Beyazid I, anexionándose los territorios del Imperio Bizantino, Bulgaria, Serbia y los Balcanes europeos.
Esto alertó a las naciones cristianas de Europa, quienes organizaron la Cruzada de Segismundo de Hungría. El esplendor del Imperio Otomano tuvo lugar entre los siglos XVI y XVII.
Importancia estratégica
El Imperio Otomano se ubicó como puente entre Oriente y Occidente, por lo que ocupó una posición central en los conflictos mundiales durante casi seis siglos. En su época de apogeo, su territorio alcanzaba el territorio de tres continentes distintos: Europa, África y Asia.
Organización politico-territorial
En su momento cumbre, el Imperio Otomano se componía de 29 provincias y cuatro estados vasallos: Moldavia, Transilvania, Valaquia y Crimea. Limitaba al oeste con Marruecos, al este con el Mar Caspio, al norte con Europa y el mediterráneo occidental, y al sur con Sudán, Somalia, Eritrea y Arabia.
Religión
La religión oficial del Imperio Otomano era el Islam, y la expansión de sus territorios obedecía, en principio, a la necesidad de llevar la religión a todo el mundo. Sin embargo, los turcos mostraron una gran tolerancia respecto a las otras religiones con que convivían, como los cristianos o judíos, quienes debían pagar un impuesto personal a cambio de ser considerados “protegidos” (dhimmi).
Sin embargo, la asignación de las autoridades religiosas a la estructura burocrática del Imperio las puso en contacto con la corrupción, por lo que cierta aristocracia del clero se formó y tuvo un efecto más bien negativo en la moral religiosa del Imperio.