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los jóvenes a esta edad necesitan del respeto de sus padres con respecto a su privacidad. Al proveer a los adolescentes con esta privacidad, los padres los están entrenando a vivir una vida sana y libre de peligros.
Si el adolescente aprende a mantener su privacidad y sus padres le tienen confianza, el super-ego se encarga de inculcarles los valores morales y el joven logra establecer sus límites entre lo que es bueno y lo que es malo con una mayor facilidad.
Algunos ejemplos de privacidad que los padres debemos respetar cuando tenemos hijos adolescentes están los siguientes: no está correcto el abrirles el correo personal, no escuchar sus conversaciones telefónicas o abrir sus escritorios o roperos, ni los bolsillos de su ropa o cualquier otro artículo personal.