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Vellosidades
Son una especie de filamentos en forma de dedos que sobresalen de las paredes del intestino, en concreto del duodeno (primer segmento del intestino delgado).
Miden entre 0,5 y 1 mm de largo aproximadamente y cuentan con gran cantidad de microvellosidades.
Función
En individuos sanos (sin ninguna patología intestinal) las paredes del intestino están recubiertas por las vellosidades intestinales y sus microvellosidades (figura 1) que contribuyen a aumentar la superficie de absorción de los nutrientes que ingerimos y a conducirlos al torrente sanguíneo para que llegue a los órganos en función de sus necesidades. De ahí que cuando están lesionadas, la absorción no se produzca de manera óptima y nos encontremos con déficits del tipo nutricional, principalmente. El más habitual es el de hierro, que da lugar a una anemia ferropénica que puede llegar a ser crónica (de larga duración).
Microvellosidades
son prolongaciones celulares delgadas localizadas en las membranas plasmáticas de las células diferenciadas, normalmente en las células con superficies libres como las epiteliales. Son estructuras con forma filiforme, miden de 1 a 2 µm de altura y unos 100 nm de grosor, e internamente tienen varias decenas de filamentos de actina dispuestos paralelos al eje major de la microvellosidad.
Funciones
El intercambio de sustancias entre los tejidos y el medio extracelular es la principal misión de algunos epitelios, tales como el epitelio digestivo y el que conforma los túbulos contorneados proximales de las nefronas de los riñones. Este intercambio se realiza en las membranas celulares de la superficie libre apical de las células epiteliales, donde se encuentran proteínas transportadoras, bombas de iones y donde se realizan procesos de endocitosis. Cuanto mayor sea dicha superficie mayor será el espacio para incorporar más maquinaria que realice estas tareas de transporte.
El denso empaquetamiento de las microvellosidades les permite también actuar como una barrera física de protección frente a parásitos, por ejemplo en el epitelio digestivo. Pero además, la gran cantidad de membrana que poseen las microvellosidades les permite ser un reservorio frente a choques hipertónicos, y así se puede evitar la evitar la rotura celular.
Las microvellosidades también regulan la transducción de señales. Posee en sus membranas moléculas segregadas del resto de la membrana plasmática, tales como transportadores de glucosa, canales iónicos o receptores. La longitud de las microvellosidades es la justa para aislar el interior de la microvellosidad del resto del citoplasma y por tanto hacer una interpretación de la información relativamente independiente del resto de la célula.
A las microvellosidades también se les atribuyen otras funciones como por ejemplo la generación de vesículas extracelulares. Se ha comprobado que la superficie de las microvellosidades de los enterocitos son capaces de liberar pequeñas vesículas. Esto ocurre por la conexión que tiene la membrana plasmática con el entramado de actina y miosina de su citoesqueleto.
Algunas microvellosidades especializadas denominadas estereocilios realizan funciones sensoriales. A pesar de su nombre los esterocilios son microvellosidades modificadas y convertidas en estructuras sensoriales, por ello también se llaman estereovellosidades. Aparecen en células del epidídimo y en las células sensoriales del oído interno. Estos cilios modificados son mecanorreceptores que captan movimientos de fluido. Los del oído interno de mamíferos miden de 10 a 50 µm de longitud, con más de 3000 microfilamentos de actina en su interior, y se localizan en el órgano de Corti. Transforman las ondas sonoras en señales eléctricas que viajan por el nervio auditivo.