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El nadaísmo como corriente vanguardista es una interpretación de la existencia humana. Hay quienes ven el nadaísmo como la versión latina del existencialismo, movimiento filosófico que trata de fundar el conocimiento de toda realidad sobre la experiencia inmediata de la existencia propia.
El nadaísmo se constituyó en los años 1960 como oposición literaria y filosófica al ambiente cultural establecido por la academia, la iglesia y la tradición colombiana, emparentado con varios movimientos vanguardistas que se gestaban de forma paralela en América latina y el mundo. Liderado por Gonzalo Arango, el nadaísmo reclutó a varios jóvenes de distintas regiones del país, quienes redactaron varios Manifiestos con sus propuestas y apreciaciones del entorno.
La muerte trágica de su fundador, Gonzalo Arango, así como de varios de sus integrantes, hizo que el movimiento nadaísta llegara a su anquilosamiento de manera prematura, dejando su legado a la historia de la literatura colombiana. Hoy, existen varios grupos de jóvenes recuperando de manera constante el ideal y pragmatismo nadaísta en muchas partes del país teniendo como sedes principales a Medellín y Pereira.
Fue un movimiento literario colombiano de gran contenido de protesta social, que surgió en la segunda mitad de la década de 1950. En su nombre, ya se indica el origen y el fin del grupo: la nada. Es la expresión de una generación atormentada por la miseria y la alienación y cuyos integrantes, con generosidad y entusiasmo, plantearon una estética que debía ser al mismo tiempo destructora y creadora.
Este grupo no tenía un objetivo concreto de cambiar la sociedad, ya que partía del hecho de que el sistema y el orden no pueden destruirse, por lo tanto, el movimiento y la acción de cambio era la finalidad en sí.
Nadaísmo, movimiento literario colombiano de gran contenido de protesta social, que surgió en la segunda mitad de la década de 1950. En su nombre, ya se indica el origen y el fin del grupo: la nada. Es la expresión de una generación atormentada por la miseria y la alienación y cuyos integrantes, con generosidad y entusiasmo, plantearon una estética que debía ser al mismo tiempo destructora y creadora.
Este grupo no tenía un objetivo concreto de cambiar la sociedad, ya que partía del hecho de que el sistema, el orden, no puede destruirse; por lo tanto, el movimiento, la acción de cambio era la finalidad en sí. El grupo basaba su estrategia de lucha en provocar a la burguesía profanando las instituciones y las creencias, culturales y religiosas, ancestrales y contemporáneas.Filosóficamente se apoyaron en Sartre y en Nietzsche, en el existencialismo y en el nihilismo. Literariamente renegaron de la tradición literaria propia y abrazaron las nuevas propuestas de Henry Miller que les permitía plantearse el sexo, la locura, el desgarro social y la historia americana y colombiana.
Fue un movimiento intenso y, sin duda, el más controvertido de la literatura colombiana. Una razón importante de su origen hay que buscarla en la situación político-social de Colombia en aquellos años de la dictadura cruenta de Gustavo Rojas Pinilla. Un integrante del nadaísmo, Jotamario, lo explicó así: “El nadaísmo nació en medio de una sociedad que, si no había muerto, apestaba. Apestaba a cacuchas de regimiento, apestaba a sotanas sacrílegas, apestaba a factorías que lanzaban por sus chimeneas el alma de sus obreros, apestaba al pésimo aliento de sus discursos, apestaba a incienso de sus alabanzas pagadas, apestaba a las más sucias maquinaciones políticas, apestaba a cultura de universidad, apestaba a literatura rosa, apestaba a jardín infantil, apestaba a genocidios, apestaba a miserias, apestaba a torturas, apestaba a explosiones, apestaba a pactos”.
Entre los integrantes del grupo se contaron Gonzalo Arango, Jaime Jaramillo, Eduardo Escobar, Jotamario, Humberto Navarro, Fanny Buitrago, Amílcar Osorio y muchos otros. El grupo con el paso del tiempo dejó de ser compacto, pero su legado a la historia de la literatura colombiana ha sido una poesía rica en imágenes y una disposición ética y estética ante el hecho literario. Jaime Jaramillo comentó así la poca o mucha influencia que el nadaísmo aportara a su país: “A nosotros no tienen que reprocharnos nada, porque no hemos ofrecido cosa alguna distinta a la desesperación y la poesia