Respuestas
Respecto de Jacques Lacan siempre tenemos -en su época y en la enseñanza que corresponde a lo que conocemos como “el primer Lacan”- la idea de repasar los principios generales, la noción de sujeto y su vinculación con el gran Otro, contra todo lo que sería del orden de lo imaginario: una relación dual que sostenían teórica y clínicamente los “postfreudianos” con los que Lacan, de algún modo, combatía en aquella época.
Y en psicoanálisis eso se ve clarísimo y se impone. Es la estructura mínima necesaria como para empezar a entender la práctica inventada por Sigmund Freud; una práctica que sacude la relación cara a cara entre paciente y analista, y lo sacude incluyendo por ejemplo el famoso diván.
Se abre así todo un campo que sitúa al paciente no en relación al analista; sino que se trata de un sujeto en relación a palabras y cosas, en relación a un inconsciente, al suyo propio, y en relación a un gran Otro que lo determina a él mismo como sujeto.
Este es un somero repaso de un esquema que Lacan había hecho en el Seminario , “Las formaciones del inconsciente”, Seminario del que me serviré para orientarme en la transmisión de los “tiempos del Edipo.”
Lacan había hecho ahí ese esquema, para distinguir la relación imaginaria de lo que es la relación del sujeto al gran Otro.
Hoy tomaré la clase X de dicho Seminario, pero si volvemos a las clases anteriores, tenemos un pregunta que se repite: ¿de qué se trata la metáfora paterna?
Primero hay una presentación en esta clase, de todos los hechos clínicos acumulados en psicoanálisis y en las psicoterapias de orientación psicoanalítica. Siempre encontramos ese clima de la cuestión de la salida de la relación del niño con la madre, de la preferencia al padre, etc.,en tanto “algo que va a estar en el lugar de”. Y eso es una manera de decir que aunque no sepamos qué es la metáfora, en las descripciones mismas se ve que es una idea de sustitución.Por ejemplo: en vez de quedarte con mamá, en ese mismo lugar, te fuiste a la cancha con papá. No es en términos de “además de”; no es que después de estar un rato con mamá, te fuiste con papá; tiene que ser la idea de que tiene que estar “en el lugar de”.
Por eso imaginariamente va a existir una suerte de conflicto, o una lógica de: “no es que puedo una cosa y además la otra; sino que pierdo una para tener la otra.”
De toda esa descripción que hace Lacan en esta clase, lo único que le va a interesar es que “hay algo en el lugar de”.
Y eso es precisamente lo característico de una metáfora. En el mismo lugar de un significante, en ése, no al lado, se sustituye por otro.
Después Lacan dice que ya había planteado la idea de un triángulo imaginario, justamente para decir que no hay una relación estrictamente dual inicial del niño y la madre, porque ya está toda la temática del deseo de la madre, el tema del objeto imaginario fálico, etc.
espero que te sirva
Las relaciones triangulares son una dimensión arquetípica de la vida humana. De una forma u otras, nunca escapamos de ellas. De hecho tendemos a manejarlas bastante mal cuando aparecen en nuestras vidas. Esto es comprensible, porque los triángulos normalmente evocan emociones muy dolorosas, sin importar en qué lugar del triángulo nos encontremos. Tendremos que hacer frente a sentimientos como los celos, la humillación y la traición. O tendremos que vivir con la sensación de ser traidores o deshonestos, o de estar haciendo dano a alguien. Podremos sentir todos estos sentimientos a la vez además de tener la convicción de ser un fracaso. Las emociones implicadas en relaciones triangulares son a menudo terriblemente angustiosas y afectan a la autoestima. Porque los triángulos nos enfrentan a emociones muy difíciles, y a menudo nos encontraremos intentando culpar a alguien de la presencia de un triángulo en nuestras vidas. Bien nos culpamos a nosotros mismos o bien culpamos a una de las otras dos personas. Pero los triángulos son en efecto arquetípicos y, si tenemos alguna duda sobre su universalidad, sólo tenemos que leer la literatura de los últimos tres mil anos. Todo lo arquetípico nos regala un mundo de pautas con un sentido y un inteligente desarrollo interno. Hay algo en la experiencia del triángulo que puede convertirse en uno de nuestros más poderosos medios de transformación y crecimiento, a pesar de lo desagradable y doloroso que es. La traición, sin importar si uno es el traidor o el traicionado, nos produce algo que potencialmente puede ser de enorme valor.
Nada acontece en nuestras vidas si no está conectado de alguna forma con nuestro viaje individual. Esto no implica culpa o causalidad, pero sí un profundo significado que puede ser transformador para todo individuo dispuesto a buscar ese significado. Cuando un triángulo acontece en la vida de uno, es por algo. Si elegimos reaccionar únicamente con rabia y amargura, es nuestra elección.
Pero también podríamos elegir hacer del triángulo un trampolín para una auténtica búsqueda psíquica. Este es particularmente difícil porque la experiencia de humillación revive normalmente todos los mecanismos de defensa de la infancia, y es muy difícil moverse desde esas respuestas primarias a una perspectiva más neutral. Como astrólogos, podemos pensar que bien vale la pena explorar si hay alguna pauta en la carta que pueda predisponernos al triángulo, o si hay razones profundas por las que un individuo se ve involucrado en un triángulo, por iniciativa propia o por elección de otra persona; y porqué algunas personas son más propensas a los triángulos que otras. También podríamos considerar los posibles acercamientos que puedan ayudarnos a trabajar con triángulos de una forma más creativa, lo cual requerirá observarlos de un modo psicológico y simbólico.