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La caza menor es aquella en que se persigue a cualquier animal salvaje menor que un zorro común.
La caza menor es, después de la pesca, el deporte más popular que se practica al aire libre. El número de licencias de caza expedidas en los últimos años ha experimentado un notable aumento. La caza menor además de ser un deporte, es un magnífico negocio, y no precisamente para los cazadores. En efecto, son fantásticas las cifras que los cazadores de todo el mundo invierten en escopetas, rifles, munición, equipo, perros y desplazamientos. Con toda seguridad, la pieza capturada le resulta más cara al cazador que si la hubiera adquirido en el mercado.
La caza menor suele efectuarse a pie y con la ayuda de perros, los cuales pueden ser de muestra, como el Pointer, el Setter inglés o el Braco alemán; de rastro, como los sabuesos; de persecución, como los lebreles; levantadores, como los spaniels o los podencos; o cobradores, como el Labrador retriever y el Golden retriever. A pesar de esto, la caza menor se conoce por el tamaño de las presas y no por la forma misma de la caza. La caza menor se lleva a cabo sobre animales pequeños, como el conejo, la liebre, la codorniz, tórtolas y palomas, la perdiz roja, el zorzal, el faisán y ciertas aves acuáticas. etc.1 La caza mayor es aquella en que se persigue a cualquier animal salvaje mayor que un zorro ordinario. Se caracteriza por el mayor tamaño de las piezas sobre las que se ejerce la acción cinegética y no en general por la forma o modalidad de la cacería. Se ejercita en España sobre una serie de especies como el jabalí, el corzo, el ciervo o venado, el gamo, el muflón, la cabra montés y el arrui.1
De las numerosas formas de practicar la caza mayor, dos son las más comunes: el rececho y la batida (ó montería). La primera consiste en localizar al animal, perseguirlo procurando no ser visto, efectuar la aproximación final y disparar. La batida se practica por un grupo de cazadores que se ayudan en la labor de perseguir y acorralar las piezas: por lo general un grupo de estos cazadores permanecen en puestos fijos, a la espera, y otro grupo, llamado batidores, levantan y ahuyentan a los animales hacia los puestos en los que se encuentran los primeros. El aguardo y el vaqueo son modalidades de caza a la espera consistentes en esperar a la pieza en los lugares de paso fijo o en los comederos con objeto de abatirla.