• Asignatura: Historia
  • Autor: kelinaleozhczt
  • hace 8 años

¿En qué consiste la guerra que el Estado Islámico ha declarado a Europa y Occidente?
¿Qué consecuencias ha tenido?
¿Ha involucrado a México de alguna manera?
¿Es en verdad un conflicto religioso?

Respuestas

Respuesta dada por: karensofi2903
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Se indica por algunos analistas de los sucesos acaecidos recientemente en diversos países árabes, que seis meses después de haberse inmolado en llamas en un mercado de Túnez Mohamed Bouazizi, joven de 26 años y vendedor de naranjas en mercado de la capital de este país localizado en el norte de África, ya nadie le recuerda. Es necesario indicar que se trata de aquel vendedor de frutas que con su sacrifico personal, prendiendo en llamas su cuerpo y provocando su muerte, desata la ola de protestas ciudadanas que llevarían en pocas semanas a la caída del gobierno tunecino.

El movimiento de protesta en Túnez y su resultado a corto plazo desató una ola de protestas en otros países árabes dando paso a lo que hoy comúnmente se le llama “la primavera árabe”. Así, los sucesos de Túnez impactarían las luchas desatadas posteriormente en Egipto, Yemen, Argelia, Mauritania, Sudán, Omán, Jordania, Arabia Saudita, Bahréin, Siria y ciertamente, la agresión de Estados Unidos y la OTAN contra Libia.

Algunos autores como Paul Rogers en Open Democracy, sin embargo, indican que tal “primavera” como ha insistido Occidente en llamarle desde una perspectiva mediática, “acabó convirtiéndose en invierno, justo en vísperas de la primavera real.”

No falta quien haya pretendido comparar los movimientos sociales desarrollados en algunos de estos países, como procesos políticos comparables con las revoluciones europeas del siglo 19, particularmente las de 1830 y 1848; o con aquellos levantamientos sociales que siguieron a la caída de Muro de Berlín en 1989. Lo que sí es importante destacar es que más allá de cómo consideremos estos procesos, se trata de movimientos sociales inspirados en reivindicaciones vinculadas a las condiciones materiales de vida de la población y a la ausencia de derechos políticos de los habitantes de los pueblos árabes en repudio a las estructuras militaristas y autoritarias prevalecientes en sus gobiernos. Los grandes actores políticos en estas movilizaciones han sido, hasta el presente, los jóvenes. Se trata de una nueva generación con unas características de lucha totalmente diferentes a aquellas que llevaron a cabo en la mayoría de estos países las generaciones que les precedieron para librarse del yugo colonial. Desde posiciones fundamentalmente laicas, hoy los jóvenes reclaman cambios profundos en las estructuras de poder en sus respectivos países.

En condiciones así, es lógico asumir que las potencias imperialistas han de estar muy atentas al desarrollo de estos movimientos procurando que no se afecten sus intereses económicos y geopolíticos. Si no asumiéramos tal escenario, no encontraríamos una explicación para entender las distintas posiciones de la Unión Europea y Estados Unidos ante los sucesos acaecidos en Túnez y Egipto, por ejemplo; y las posturas mantenidas por estos mismos centros de poder en torno a otros países como Arabia Saudita, o los gobiernos de Bahréin o Yemen, cuando bajo la premisa del ejercicio del poder del Estado, lanzan su más resuelta represión contra sus habitantes.

Dice el periodista Jeff Cohen en un artículo publicado para Truthout  el pasado 29 de enero de 2011, que durante los últimos años de su vida, el Doctor Martin Luther King, Jr. fue interrogado en torno a las intervenciones militares de Estados Unidos contra los movimientos progresistas en los países del Tercer Mundo. A ello respondió con la siguiente cita de John F. Kennedy: “Aquellos que hacen imposible las revoluciones pacíficas harán las revoluciones violentas inevitables.” Así las cosas, razona Cohen, aquellos que impiden en los países musulmanes las revoluciones seculares, serán los responsables de hacer las revoluciones islámicas inevitables. Fidel Castro en algún momento, refiriéndose a la época en que se puso de moda acusar a la Revolución Cubana de exportar la Revolución, señaló con toda razón que las revoluciones sociales no pueden fabricarse, ni cuando se desatan son capaces de contenerse. La actual situación política en el mundo árabe es una vez más testigo de la corrección de estas premisas.

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