Respuestas
Asterión no sabe que está prisionero, o finge no saberlo. Nos dice que las
puertas de su casa, de la que poco a poco y por la descripción que de ella
él hace deducimos que es un laberinto, están abiertas día y noche a los
animales y también a los hombres. Que entre el que quiera, nos dice.
Así pues Asterión no teme nada del exterior, es él quién infunde miedo cuando,
por error, da con una de las catorce (infinitas) salidas y pisa la calle.
No sabe leer, nos informa, todas las letras le parecen iguales. Encerrado en
un laberinto se aburre en él. A veces duerme, otras veces juega.
Y es así que llegamos al final del relato y nos enteramos de que, cada nueve
años, entran en la casa nueve hombres para que él, Asterión, los libere de
todo mal. Y oye sus pasos, en el fondo de una de las galerías que en nada
se distingue de las otras galerías porque aquello es un laberinto, y él corre
con alegría a su encuentro. Y fue uno de estos hombres quien profetizó, en el
momento en que moría, que alguna vez llegaría el redentor de Asterión.
Y así es que aquí se nos hace una revelación de gran importancia: Asterión
aguarda a un redentor que le liberará, de una vez por todas, de su sufrimiento,
que es muy grande. Y es, en esta espera, que su soledad no le causa dolor.
Esta es la razón por la que Asterión no se defiende: cree que Teseo ha llegado
para liberarlo. Razona que Teseo es su redentor. Y, en cierto modo, así es.
Buena suerte.:D