Respuestas
Un aspecto importante a considerar es que, La lectura crítica constituye una
dimensión de la alfabetización crítica (Cassany, 2004; Fainholc, 2005; Luke,
1997), por lo que debemos dar el significado de “alfabetización crítica”, esta se
concibe como un proceso de formación del hombre con capacidad de usar el
lenguaje oral y escrito en sus diversas manifestaciones, para desempeñar las
funciones sociales e individuales que le corresponden como miembro de una
comunidad e inserto en una cultura, este comprende, Halliday (1987) lo describe
así “Una vez que aprendemos el lenguaje y al mismo tiempo que aprendemos
sobre el lenguaje, logramos aprender sobre el mundo y se alcanzamos la inserción
en él”. Otro significado según la UNESCO (1988) es : “La alfabetización crítica
entraña el desarrollo de todas las capacidades básicas de comunicación que le
permitan al hombre insertarse en el mundo del trabajo y en su cultura, como
formas de realización personal y espiritual, de progreso social y desarrollo
económico”.
Dada toda esta complejidad, nosotros como educadores nos vemos en la
necesidad de abogar por una noción plural de modos diversos de alfabetización
crítica que ayuden a los estudiantes a ser capaces de acceder y negociar un
amplio rango de tipos de texto y modos de persuasión, no solamente por la vía de
lo impreso, sino también, del sonido, la imagen, lo gestual y espacial y su
integración multimodal (Hunter y Morgan, 2001; Kress, 2003; Stein, citado en
Morgan y Ramanathan, 2005).
El poder del discurso escrito en muy grande y gracias a él podemos
comunicarnos, seducirnos, convencer, manipular o resolver diferencias, y como
ciudadanos, debemos ser capaces de desarrollar estrategias de lectura crítica que
a su vez nos permitan leer el punto de vista o la mirada particular que ese
discurso refleja de la realidad, y descubrir en él las diversas intencionalidades e
ideologías que esconde y ser capaces de elegir aquellas que correspondan con
nuestros pensamientos y valores.
De este modo, podemos estar en capacidad de comprender diversas situaciones,
tomar posturas, hacer elecciones conscientes, que nos ayuden a comprender y
controlar la dirección que tomamos.
Es necesario destacar el valor de la lectura para la vida en democracia tal y como
lo dice Cassany (2006): “La democracia se basa también en la capacidad de
comprender, en habilidades de lectura, comprensión y reflexión de los
ciudadanos”.
Para realizar una buena lectura crítica es necesario desentrañar el significado del
discurso que da el autor, que emerge, al poner en juego el pensamiento y el
lenguaje del lector, y como a partir de la relación recíproca, que establece con sus
esquemas de conocimiento, construidos en el transcurso de su vida, en relación
con las concepciones, imaginarios, opiniones y valores de su comunidad, puede
seleccionar la información, organizarla, establecer relaciones, elaborar
representaciones, atribuir significado y construirlo.
(Cassany, 2004, p. 18). Menciona que para comprender tanto los implícitos de los
enunciados, la ideología del autor, sus referentes culturales o sus procedimientos
de razonamiento y construcción del conocimiento como la propia estructura y
organización del texto, se requiere también conocimientos y estrategias
lingüísticas para reconocer el género discursivo; asimismo, se necesita el
desarrollo de una atención respetuosa de lo diverso, de interés por el otro y de
respeto por los argumentos esgrimidos.
El conjunto de estas habilidades y conocimientos permite al lector identificar el
sentido general de las ideas, detectar cuáles son las ideologías e
intencionalidades subyacentes. También le permitirán darse cuenta de las
opiniones propuestas y formular su propia visión del contenido y tema tratado, así
como decidir qué tomar en consideración, qué aplicar y qué desechar. De esta
forma la lectura se convierte en la herramienta útil que todo ciudadano del
presente y del futuro debe poseer.