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os egipcios eran auténticos maestros de la belleza, el maquillaje y la cosmética. Realizaban sus propios ungüentos, perfumes, teñían sus cabellos y mantenían su piel hidratada y la protegían del sol. El culto a la belleza era tal que incluso enterraban a los faraones junto a recipientes que contenían cremas, perfumes y maquillaje para utilizarlos en la siguiente vida.
El maquillaje más habitual era el delineado debajo del ojo, que a lo largo del tiempo ha ido variando su color, pasando por el verde, negro o azul intenso. Este delineado, a veces exagerado, enmarcaba el ojo y se prolongaba hasta la sien y era utilizado por mujeres, hombres y niños de todos las clases sociales.
El delineado no solo se utilizaba para la decoración de la mirada, si no que tenían otra utilidad. El Khol, que es el pigmento negro que utilizaban como delineador de ojos, les protegía de enfermedades oculares, como la conjuntivitis, y servía como repelente de insectos. Además, existía la creencia de que este maquillaje les protegía del mal de ojo. Por lo tanto los antiguos egipcios tenían muy claro que belleza y salud van siempre de la mano.
En contraste con el maquillaje recargado de los ojos, aplicaban en el rostro polvos blancos que iluminaban la piel. Los egipcios fueron los inventores de los primeros pintalabios, aplicaban un tinte realizado con ocre rojo y óxido de hierro obteniendo un color muy similar al que podemos encontrar en la actualidad en cualquier tienda de cosmética. Incluso utilizaban iluminadores que daban brillo a su mirada, fabricándolos con caparazones iridiscentes de escarabajos que machacaban hasta obtener un polvo que aplicaban en los ojos.