Respuestas
entre rejas
POLICÍA.- Se ha metido en un buen lío, amigo. HOMBRE.- ¿Por qué dice usted eso? POLICÍA.- Porque le hemos trincado con las manos en la masa. HOMBRE.- ¿Y cómo quiere pillarme? Si soy pastelero. POLICÍA.- Sí. Pero le hemos pillado con el pastel. ¡No lo niegue! HOMBRE.- No se lo niego. Era un encargo. POLICÍA.- ¡Ajá! O sea, que era consciente de lo que estaba haciendo. HOMBRE.- Por supuesto. Soy un profesional. Llevo quince años ejerciendo. POLICÍA.- ¿Nunca ha estado entre rejas? HOMBRE.- Porque soy pastelero. POLICÍA.- Sí. Eso me ha quedado claro. ¿Y qué hace usted en sus ratos libres? HOMBRE.- Hago figuras con los tapones de las botellas. POLICÍA.- ¡No me cambie de tema! ¿Sabe por qué está aquí? HOMBRE.- ¿Por qué? POLICÍA.- Eso me lo tiene que responder usted a mí. HOMBRE.- Me lo tendrá que decir usted, que es quien me ha traído. POLICÍA.- ¿Quién le hizo el encargo? HOMBRE.- No puedo revelar mis fuentes. POLICÍA.- ¿De qué fuentes me habla? Aquí el que tiene fuentes soy yo. HOMBRE.- Yo tengo una de chocolate. Es tipo fondue. ¿Las suyas cómo son? POLICÍA.- Son de carne y hueso. Y son las que me han llevado a usted. ¡Y no me haga molestar¡
HOMBRE.- Tranquilícese. Si quiere vuelvo más tarde. (Hace ademán de levantarse.) POLICÍA.- ¡Siéntese! De aquí no se va hasta que yo descubra quién le manda. HOMBRE.- No me ha mandado nadie. Me ha traído usted. ¿Recuerda? POLICÍA.- Bien… Podemos hacer esto eterno, o podemos terminar rápido. Usted decide. HOMBRE.- Prefiero rápido. Tengo muchos encargos aún. POLICÍA.- Y me lo dice en la cara. Se le va a caer el pelo. HOMBRE.- Eso dice mi peluquero. Debe ser del estrés. POLICÍA.- ¡Debe ser de las leches que le voy a dar! HOMBRE.- Me vendrían muy bien. Entre los huevos y la leche, a la hora de hacer pasteles se me va un pico. POLICÍA.- Dígame, ¿quién es el que le pide los encargos? HOMBRE.- Mis clientes. POLICÍA.- Así que son varios, ¿eh? HOMBRE.- Cuantos más, mejor. Está la cosa como para desechar clientes. POLICÍA.- Es usted un sicario. HOMBRE.- No sé lo que es eso. POLICÍA.- No disimule conmigo. Que yo sé por qué le he traído.
HOMBRE.- Menos mal. Pues dígame, ¿por qué? POLICÍA.- No, no, no. ¿Usted piensa que soy tonto? Es usted quien me tiene que decir por qué está aquí.
HOMBRE.- Me va a decir lo que hago aquí porque si no le doy un gran tortazo en su cara de huevo