Respuestas
La cocaína hace que se reduzca el tamaño de las venas -es vasoconstrictora- y por ello se da un aumento de la presión arterial y aparecen palpitaciones o taquicardia. También hace que suba la temperatura corporal y que se dilaten las pupilas.
Muchos de los efectos inmediatos de la cocaína estarán directamente relacionados con las funciones en las que está implicada la dopamina. Así, aparece un estado de excitación motora, de intranquilidad o agitación en los movimientos –de ahí que un síntoma claro de que alguien ha consumido es el movimiento rápido y repetido de la mandíbula- y aumenta el nivel de actividad de la persona, que se encuentra en estado de alerta o vigilancia.
Aparecerán también cambios en el estado de ánimo: sensación de euforia, sensación de energía o de falta de cansancio, insomnio y disminución del hambre.
La cocaína afecta también a las funciones mentales superiores: provoca hiperactividad verbal –es decir, las personas hablan mucho y muy rápido- y también del pensamiento –aparecen muchas ideas o pensamientos seguidos-, así como una falsa sensación de agilidad mental.
Y por supuesto, la cocaína actúa sobre las regiones de cerebro que se encargan del placer.
Cabe decir, que a medida que los efectos y la euforia van desapareciendo, aparece un “bajón” que en ocasiones hace que las personas se encuentren irritables, tristes o confusas.