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vivir para contar historias: 41 días perdidos en el parque nacional El Cocuy
Aqui esta la traducción del texto completo:
En abril de 2001, cuatro estudiantes de ingeniería forestal; Edgar Ramírez, Andrea Castillo, Johana Cabrera y Asdrúbal Esteves, pasaron sus vacaciones de Semana Santa en el parque nacional El Cocuy, Colombia, pero solo tres de ellos regresaron a casa. Tuvieron que enfrentar el frío, la nostalgia del hambre y los peligros del páramo Andrean.
Cuando llegaron al parque, hacían bromas y se reían. Lamentablemente, pronto todo se convirtió en una pesadilla. El primer día, mientras revisaban el mapa del parque, notaron que había dos caminos principales, que estaban marcados con hitos.
para guiar a los excursionistas. Como la niebla era espesa y un hito estaba en el lugar equivocado, se perdieron. Pronto se quedaron sin comida, por lo que se volvieron débiles y vulnerables. Para empeorar las cosas, las condiciones climáticas eran malas. Durante su ordalía, trataron de ayudarse lo más posible. Mientras Andrea y Asdrúbal estaban descansando, los otros recogían setas y plantas para la cena.
Lucharon contra la naturaleza. Una vez. Edgar decidió cruzar un río peligroso, pero los otros preferían escalar una roca alta en su lugar. La roca estaba mojada y resbaladiza; como resultado, cayeron ocho metros hacia abajo. Milagrosamente, ninguno de ellos resultó gravemente herido. En un día soleado, decidieron secar al aire todas sus cosas, pero el clima cambió inesperadamente. Mientras caía, intentaban poner sus cosas dentro de su tienda. El río se llevó muchas cosas, incluso sus zapatos. Edgar y Asdrúbal tuvieron que caminar descalzos y las espinas se atascaron en sus pies.
En el día 38, llegaron a un riachuelo que no parecía peligroso, pero desafortunadamente, el flujo pesado alejó a Asdrúbal de sus amigos. Como no sabía nadar, se ahogó. Los jóvenes estaban descorazonados y deprimidos. Tres días después, mientras caminaban, encontraron una casa en Tame, Arauca. Cuando los guardabosques y la policía llegaron, gritaron de felicidad y tristeza al mismo tiempo. Fue un milagro haber encontrado finalmente la civilización.