Respuestas
Mientras tanto Pericles, strategos del ejército ateniense (es decir, su comandante en jefe), se tomó la guerra de una forma bastante relajada. Sabía que no podría vencer a los espartanos en un combate terrestre abierto, y que éstos no podrían entrar en Atenas. Además, Esparta no tenía flota para impedir que los tributos de la Liga de Delos continuaran entrando en Atenas a través de su puerto, lo que les aseguraba los suministros necesarios.
A decir verdad, la estrategia de Pericles parece bastante acertada. Los espartanos no podrían realizar un largo asedio, ya que existía el riesgo de una rebelión de esclavos en Esparta si el ejército se ausentaba por largos periodos de tiempo. Además, el ejército espartano lo formaban los propios ciudadanos, que tenían que atender su propias haciendas.
Lo único que podían hacer los hoplitas (soldados de infantería) espartanos en esta situación era atacar pequeñas polis e islas pertenecientes a la Liga de Delos, pero poco más. Sin embargo, empezaron a surgir problemas para Pericles.
Por un lado, buena parte de la población ateniense empezó a mostrar su descontento contra esta estrategia, cansados de las rapiñas espartanas en Ática. Y por otro, el hacinamiento en Atenas en condiciones de higiene bastante pobres pasó factura en forma de epidemia de peste, que causó una gran mortandad.
Una de las víctimas de la peste fue el propio Pericles. A partir de ese momento emerge la figura de Cleón, adversario político de Pericles, que abogaba por una guerra menos defensiva y más directa.
Así que Cleón aprovechó la flota ateniense para iniciar una especie de guerra de guerrillas naval, con pequeñas incursiones que atacan por el Peloponeso y que establecen una serie de puntos fuertes. Sobre todo en una isla llamada Esfacteria.
Respuesta:
Eres
Explicación:
No lo sé